lunes, 22 de octubre de 2007

Introduccion

La economía informal, economía subterránea,
economía paralela o simplemente economía
negra, es el sector de la economía que no
aparece en las estadísticas oficiales de las Cuentas
Nacionales, por lo que se desconoce con exactitud
su medición e incidencia en el desenvolvimiento
de la Economía Nacional. Esto constituye
una gran limitación en el diseño de la política
económica, la política fiscal y la política tributaria
en su conjunto, porque dificulta sustancialmente
las decisiones que toma el gobierno a nivel
macroeconómico, y hace que en algunos casos
tales decisiones sean excesivamente especulativas,
produciéndose entre otros efectos negativos,
evasión fiscal, déficit e inflación.
La economía informal, parecía ser un
fenómeno exclusivo de los países en vías de
desarrollo o de algunos países avanzados de
naturaleza peculiar como Italia, donde fue siempre
una actividad importante, pero hoy en día, la
globalización de la economía ha contagiado
también al mundo desarrollado en la práctica de
producir riqueza y crear empleo fuera del marco
legal, tal como se analizará más adelante.
En el Perú, la economía informal no es un
fenómeno nuevo. Su crecimiento está asociado
al crecimiento de la población y al escaso crecimiento
de la economía, pues en el sector formal
no se generan los empleos que la gente demanda.
En situaciones de crisis, la economía informal
tiende a incrementarse porque la escasez
de fuentes de trabajo obliga a las personas a
emplearse en actividades no reguladas.
En términos generales, se calcula que la
economía informal en nuestro país es el equivalente
a un 35% del PBI y un 60% de las horashombre
trabajadas se desarrollan en las actividades
informales. Es decir, un 35% de la producción
y un 60% del trabajo.
Desde la perspectiva institucional, se entiende
a la informalidad como:
«una manifestación de la incapacidad del
gobierno de generar reglas de juego en el ámbito
económico que faciliten las transacciones
económicas, reduzcan los costos de información
y transacción, y garanticen el derecho a la
propiedad»1.
Esto puede percibirse en nuestra realidad
cotidiana en distintos aspectos: regulaciones y
controles que dan amplio espacio a la
discrecionalidad y que entorpecen a la actividad
económica, e igualmente en la incapacidad gubernamental
para hacer cumplir la ley. Estos elementos
son estímulos para una informalidad
creciente; hay leyes, reglamentos y trámites que
obstaculizan a quienes quieren emprender un
negocio por la vía plenamente legal.
No obstante los radicales cambios
económicos causados por la crisis económica
de la década del ochenta y las privatizaciones
de las empresas públicas de los años noventa,
aún continúan siendo muy altos los costos para
cumplir con reglamentos y regulaciones. Esos
costos están ubicados en tres zonas claves: el
mercado laboral, la estructura fiscal y en la
normatividad para el establecimiento y
operación de negocios.

Algunas causas del crecimiento de la económia informal

- La expansión de la economía informal se vio
favorecida en las décadas de los 80 y 90, por
las políticas de ajuste estructural y de estabilización
económica que en muchos países produjeron
el crecimiento de la pobreza, el desempleo
y el subempleo. La crisis financiera
asiática de mitad de los noventa provocó un
crecimiento acelerado de las actividades económicas
marginales.
- Un reciente caso de expansión del trabajo
informal es Argentina. Luego de más de una
década de aplicación de las recetas del FMI,
privatizaciones y rampante corrupción, la
mitad de la población económicamente activa
está sin empleo o tiene problemas en el
trabajo. Unos 3.5 millones de argentinos están
desocupados y otro tanto hace trabajos
precarios o temporales que no cubren el mínimo
de horas semanales indispensables para
la subsistencia.
- La pobreza es uno de los factores del crecimiento
de la economía informal.
«Es la pobreza la que fuerza a la mayoría de las
personas a aceptar puestos de trabajo poco
atractivos en la economía informal. Los bajos
ingresos que se obtienen de estos empleos crean
un círculo vicioso de pobreza»2.
Sin embargo, trabajo informal no siempre
equivale a pobreza. Existen trabajadores informales,
especialmente aquellos que laboran
por cuenta propia, que ganan más que
los trabajadores poco calificados del sector
Gestión en el Tercer Milenio, Rev. de Investigación de la Fac. de Ciencias Administrativas, UNMSM (Vol. 7, N.º 14, Lima, noviembre 2005)
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formal. Pero esta es la excepción: la economía
informal concentra a los trabajadores más
pobres, especialmente de las zonas rurales.
- Más allá de la distinción del trabajo formal o
informal, el déficit de trabajo decente caracteriza
a la economía globalizada. Al comenzar
el presente decenio, 160 millones no tienen
empleo y un tercio de los 3 000 millones
de trabajadores que hay en el mundo están
desempleados, subempleados o con ingresos
insuficientes para mantener a sus familias.
- Según el estudio de la OIT, el crecimiento de
la economía informal en los países en
desarrollo está ligado a factores demográficos
como el exceso de mano de obra, de ahí que
sea importante tener en cuenta las corrientes
migratorias del campo a la ciudad, las
migraciones internacionales y la creciente
incursión de la mujer en las actividades
económicas.
«Ya sea por elección o necesidad, más y más
mujeres entran en el mercado laboral, pero muy
a menudo acaban en trabajos situados en lo
más bajo de la economía informal, debido a
que suelen tener peor preparación en términos
de educación y formación, tienen menos acceso
a los recursos, aún debe hacer frente a diversas
formas directas e indirectas de discriminación
y soportan la carga de las responsabilidades
familiares»3.
- El crecimiento del sector de «tecnología de
punta» y la consiguiente demanda de personal
altamente especializado relega a las personas
no cualificadas que buscan trabajo en
la economía informal. Por otro lado, los salarios
del sector público en muchos países
en desarrollo son insuficientes para mantener
una familia, por lo que los empleados o
sus cónyuges se ven obligados a buscar ocupación
en la economía informal.
- La vigencia de un régimen impositivo depredador
de las actividades empresariales y profesionales,
o un sistema de subsidios de jubilación,
enfermedad, invalidez, que estimula
el fraude.
- La vigencia de un modelo de crecimiento económico
«sin empleo» ha agudizado el trabajo
informal. En este contexto, se han
implementado políticas que tienden a favorecer
a la inversión extranjera, así como a las
grandes empresas manufactureras, descuidando
el sector agrícola del que dependen la
mayoría de habitantes de los países del sur.
- Por último, la mayoría de las personas ingresa
a la economía informal porque no puede
encontrar empleo en la economía formal y
tampoco puede permitirse el desempleo absoluto.
La cantidad de trabajadores informales
es amplia: incluye a vendedores ambulantes,
lustrabotas, recolectores de basura,
chatarreros y traperos; trabajadores domésticos,
trabajadores a domicilio, trabajadores
de fabricas, trabajadores independientes de
microempresas y otros.

La magnitud de la económia informal en el perú

En nuestro país, la informalidad no se origina
en una tara cultural, en un problema religioso
o en un origen étnico; se encuentra en la
ineficiencia de la ley. En términos técnicos, somos
informales por el llamado coste de la legalidad.
Los políticos, los legisladores y los abogados,
no entienden que la ley cuesta como cualquier
otra cosa. Si usted quiere hacer un negocio,
necesita tiempo e información. Hacer el negocio
cuesta algo independientemente del negocio
mismo. Vender pintura cuesta algo más
que la pintura misma; cuesta la oportunidad, la
inteligencia, la ubicación, la percepción del deseo
de los consumidores, igual la ley. La ley cuesta
con independencia de lo que se quiera hacer
con ella. ¿Cuál es el costo de la ley, entonces?
La cantidad de tiempo y de información que se
necesita para cumplir con ella.En nuestro país, la informalidad no se origina
en una tara cultural, en un problema religioso
o en un origen étnico; se encuentra en la
ineficiencia de la ley. En términos técnicos, somos
informales por el llamado coste de la legalidad.
Los políticos, los legisladores y los abogados,
no entienden que la ley cuesta como cualquier
otra cosa. Si usted quiere hacer un negocio,
necesita tiempo e información. Hacer el negocio
cuesta algo independientemente del negocio
mismo. Vender pintura cuesta algo más
que la pintura misma; cuesta la oportunidad, la
inteligencia, la ubicación, la percepción del deseo
de los consumidores, igual la ley. La ley cuesta
con independencia de lo que se quiera hacer
con ella. ¿Cuál es el costo de la ley, entonces?
La cantidad de tiempo y de información que se
necesita para cumplir con ella.

La construcción informal

El desarrollo urbano en el Perú se ha hecho
fundamentalmente en el sector informal. La
mayor parte de Lima (más de 9 millones de habitantes),
aproximadamente la mitad de su área
geográfica, se encuentra desarrollada en los
denominamos eufemísticamente «pueblos jóvenes,
» que no son otra cosa que las barriadas urbano-
marginales, asentamientos humanos desarrollados
por invasión de terrenos públicos o
privados por parte de migrantes del campo a la
ciudad de los últimos 45 años.
El desarrollo de este sector informal tiene
gran importancia económica, social y política en
nuestro país. En primer lugar, es económicamente
significativo porque la inversión realizada por
la gente equivale aproximadamente a 8 000 u
8 500 millones de dólares; inversión de
Gestión en el Tercer Milenio, Rev. de Investigación de la Fac. de Ciencias Administrativas, UNMSM (Vol. 7, N.º 14, Lima, noviembre 2005)
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viviendas que se ha realizado sin ningún tipo
de apoyo por parte del Estado.
En segundo lugar, es socialmente importante
porque representa la emergencia de un
nuevo sector propietario. Tradicionalmente en
el Perú, los sectores menos favorecidos han estado
ausentes de la propiedad, y su acceso ha
estado limitado a los sectores ricos o aristocráticos.
A través de este proceso de urbanización
informal, los sectores menos favorecidos han logrado
reivindicar para sí el derecho a la propiedad.
En ese sentido, la construcción informal ha
tenido una significación política muy notable,
porque, en última instancia, solo la gente que
es propietaria lucha por algo. Solo cuando se
tiene algo se tiene sentido de la responsabilidad,
de la lucha y del desafío político.
Los países donde no existen muchos propietarios
son países donde la sociedad es débil,
donde la ciudadanía no se enfrenta al poder
político porque hay muy poco espacio para el
desarrollo individual.

El comercio informal


El comercio informal es una las actividades
más notables de la economía informal en el Perú.
Se lleva a cabo fundamentalmente a través del
comercio callejero –los llamados vendedores ambulantes
o buhoneros– que existen en todas las
ciudades de América Latina. Mucha gente de origen
humilde, probablemente migrantes del campo
a la ciudad que, dada la situación en la que
se encuentran, tiene que dedicarse a comerciar
para así generar una actividad empresarial que
les permita ganar una subsistencia mínima.
Aunque no se cuenta con un censo actualizado,
se calcula que en el año 90 ó 91 había
aproximadamente 300 000 vendedores ambulantes
en Lima. A raíz de los programas de ajuste
económico llevados a cabo por el gobierno,
esta cantidad creció significativamente. De hecho,
más medio millón de empleados públicos
fueron despedidos por el gobierno peruano, y
muchos de ellos encontraron refugio en el sector
comercial informal.
La importancia social de los ambulantes
emana de su reivindicación de la empresa privada
para los sectores menos favorecidos de la
sociedad peruana. Por lo general, hemos leído
libros y hemos escuchado programas en la radio
y en la televisión que nos han tratado de

convencer que el capitalismo es una cosa ajena
en el Perú y América Latina; que quienes somos
empresarios en el Perú formamos una vanguardia
de la penetración extranjera o un rezago de
la aristocracia colombina, pero que no somos
auténticos peruanos, mexicanos, y, ni siquiera,
capitalistas porque no representamos al capitalismo.
¡Esto es mentira! Y para probar esta mentira,
no hay que escribir libros de texto ni citar a
Adam Smith. Para demostrar que es mentira basta
con salir a las calles de cualquier ciudad de
Latinoamérica y enseñarles a aquellos que se
resisten a aceptar la evidencia que los pobres
latinoamericanos ejercen el capitalismo en las
mismas calles aunque nadie se lo haya enseñado;
que no tienen que ser ricos para ser empresarios,
solamente les basta ser trabajadores; que
no tienen que ser listos para ganar dinero, solamente
les basta ser ordenados; que no tienen
que ser sabios para descubrir una oportunidad,
solamente les basta ser audaces. Con la decisión,
con la honestidad y con la audacia, las calles
del Perú se han convertido en la mejor escuela
de empresarios que existe.
Es más, la existencia de este sector comercial
informal nos ofrece el mejor argumento disponible
para convencer a aquella gente que tiene
la reclusión ideológica de negar que el trabajo
y la responsabilidad son virtudes inherentes
al ser humano.

La industria informal

Al igual que en el comercio, la presencia de
la informalidad en la industria es también significativa.
El industrial informal es de dos tipos en
el Perú. Uno es el propio industrial formal que
informaliza parte de su producción como consecuencia
del alto coste de la regulación o de los
impuestos. Aunque esconda parte de su facturación,
no es una persona diferente al industrial
ya establecido. En muchos casos se ha visto obligado
a hacerlo porque el coste de la legalidad
es muy alto. Tiene así que abandonar la formalidad
para ocultarse total o parcialmente en el
mercado informal. Esto se produce siempre que
hay un alza de precios o siempre que aumenta
la inflación, que es una forma indirecta de subir
los impuestos.
Pero hay también otro tipo de informales
en el sector industrial que son los artesanos o
los industriales propiamente informales, que se
dedican de una manera completamente ilegal al
trabajo informal.desarrollo de alguna actividad manufacturera. En
nuestro país, esta actividad es más pronunciada
y se manifiesta en las confecciones y los textiles,
la fabricación de muebles de madera, y el área de
la mecánica. Son tres áreas donde existe una gran
cantidad de actividades de tipo informal. Por
ejemplo, en el área artesanal, hay gente que en
la intimidad y en la seguridad de su vivienda
montan un pequeño taller con familiares o
paisanos, a los cuales inclusive muchas veces no
les pagan o les pagan de manera indirecta
enseñándoles el oficio. De esa forma, se genera
una actividad microempresarial significativa.

Los sevicios informales

En el Perú, el nivel de actividad de los servicios
informales es bastante alto. El más notable
es el servicio del transporte. En los países
desarrollados, el transporte público es generalmente
estatal; en los países subdesarrollados,
el transporte público es generalmente privado e
informal. Alrededor de América Latina, la emergencia
de grandes ciudades ha ido emparejada
con el desarrollo de grandes sistemas de transporte
informal.
En 1990, el 95% del transporte urbano del
Perú estaba en manos de pequeños empresarios,
cada uno dueño de su ómnibus o de su combi. En
ese mismo año, el cien por ciento del transporte
urbano público se fue a la quiebra. El gobierno
peruano disolvió la única empresa pública que
existía en el transporte urbano al venderle a cada
uno de los conductores su carro, informalizando
así por completo la actividad del transporte urbano.
También en 1990 el Alcalde de Lima liberalizó
el transporte urbano al declarar la libertad absoluta
de rutas, de tarifas, y de entrada y salida. Esto
obligó a los conductores de taxis a tener una gran
imaginación ya que, como empresarios que son,
tienen que identificar el deseo del viajero y ofrecer
servicios diferenciados.
La libertad de tarifas también ha producido
el fenómeno siguiente: hay todo tipo de servicios
y a todo precio. Si usted quiere ir
apachurrado como en una lata de sardinas, paga
un precio bajo. Si, por el contrario, quiere ir cómodamente
sentado en un vehículo con aire
acondicionado y televisor tiene que pagar un
precio distinto. Inclusive hay un servicio especial
nonstop entre un punto y otro, de tal manera
que ese es otro tipo de servicio y a otro precio.


cio.
Todo esto ha sido generado informalmente
tanto en los vehículos de alquiler, los taxis, como
en los vehículos de transporte masivo.
Mucha gente cree que casualmente esta ha
sido la clave por la cual el gobierno de la década
de los 90 no ha confrontado ni un solo acto de
rechazo de su política económica en diez años,
pese a haber hecho el ajuste económico más dramático
y profundo de América Latina, porque
todos los despedidos encontraron algo más ventajoso
que hacer.
La paradoja fue la siguiente:
La gente que salió del sector público como
consecuencia de los ajustes económicos, en
total, entre 500 y 600 mil personas,
inmediatamente comenzó a trabajar en el
sector privado, muchos de ellos dentro del
servicio de transportes. Sus ingresos en ese
sector eran mucho más altos, ya que los sueldos
durante un proceso inflacionista como el que
padeció el Perú (un millón por ciento de
inflación durante los cinco años del gobierno
de Alan García) eran mínimos –10 dólares, 20
dólares, 30 dólares, 50 dólares en el mejor de
los casos en el sector público–. En cambio, como
transportistas privados, ganaban tres o cuatro
mil dólares mensuales.

Comentarios adicionales sobre la económia informal en el perú

Como hemos visto, hay informalidad en
todo; en la vivienda, el comercio, la industria,
los servicios de transporte, etc. De hecho, si el
60% del trabajo de los peruanos se desarrolla en
el mercado informal, es porque una parte de su
trabajo se desarrolla formalmente y otra parte
se desarrolla informalmente. Por ejemplo, el caso
del empleado bancario que tiene un vehículo:
de ida al trabajo y de regreso del mismo, trabaja
como taxista para suplementar su ingreso
personal. Es el caso de la señora que después de
dejar a los niños en el colegio hace pasteles y
dulces para venderlos a restaurantes de la ciudad.
También es el caso de la señora que usa el
garaje de su casa y lo convierte en un pequeño
restaurante. Esto son los casos de los peruanos
que reivindican permanentemente su derecho a
trabajar con prescindencia del Estado, sin pagar
impuestos, y sin obedecer sus regulaciones.
En el Perú, al igual que en otros países de
América Latina, la cantidad de tiempo y de inforGestión
en el Tercer Milenio, Rev. de Investigación de la Fac. de Ciencias Administrativas, UNMSM (Vol. 7, N.º 14, Lima, noviembre 2005)
4 8
mación, y los costos que se necesitan para cumplir
con la ley son muy altos, de hecho comparativamente
más alto de lo que se necesita en Estados
Unidos para cumplir con la ley. La diferencia
entre países desarrollados y subdesarrollados5
está en la organización institucional eficiente; es
decir, en el coste de la ley. Un país próspero tiene
un coste de la ley bajo en comparación con los
ingresos de la población; un país que no es próspero
tiene un coste de la ley alto en comparación
con los ingresos de la población.
En el Perú, donde tenemos evidencia factible,
la ley es tan costosa que distorsiona al mercado
y excluye de él a los sectores menos favorecidos
de la población; la gente de pocos ingresos
no puede cumplir con la ley, no puede
pagar los impuestos, no puede acceder a una
urbanización formalmente construida porque los
trámites de hacerlo son inalcanzables. Esta es la
realidad objetiva. No es una tara cultural, no es
un problema mental, no es una herencia étnica.
Es discriminación legal.
El origen de esa discriminación legal radica
en ese capitalismo antidemocrático que es el
mercantilismo. Lo que subsiste prioritariamente
en los países latinoamericanos es un capitalismo
en el cual la propiedad privada no es un derecho
sino un privilegio y la competencia no
existe; el Estado grande e inútil por una parte, y
la hipocresía, por otra. Esta generalización de la
hipocresía que permite mantener un sistema de
privilegio en América Latina puede considerarse
sin lugar a dudas la causa principal de nuestro
subdesarrollo y de nuestra crisis.

La Económia informal y la evasión tributaria en el perú

La economía informal y la evasión tributaría
se relacionan recíprocamente tanto en
sus causas como en sus efectos. Hernando
de Soto en su obra el Otro Sendero señala:
«El incumplimiento de las obligaciones directas
y las leyes laborales es una de las diferencias,
entre formales e informales; los empresarios
formales pagan sus impuestos y lo hacen
por ellos y por los que no pagan; los empresarios
informales que evaden sus obligaciones
tributarias producen como efecto que la carga
tributaria se haga más pesada para aquellos
que cumplen con sus impuestos».
«Se monta un circulo vicioso: como la
recaudación es insuficiente, el Estado debe
incrementarlo por medio de sucesivos
aumentos de impuestos que inciden sobre
aquellos que cumplen sus obligaciones
fiscales, la presión individual se torna tan
alta que dichos contribuyentes comienzan
a evadir ingresando de ese modo a las filas
de los informales6».
Para tratar de resolver este problema, la
SUNAT desde el mes de marzo de 1991, investigó
la naturaleza y la magnitud del fenómeno;
analizó y estudió la informalidad por sectores y
ramas de la actividad productiva, propiciando
la Simplificación del Sistema Tributario Nacional
y la creación del Régimen Único Simplificado
(RUS), mediante el Decreto Legislativo N° 771
vigente a partir del 1° de enero de 1994.
Dicho sistema estuvo diseñado para cumplir
un fin específico: la simplificación, entendida
como un conjunto de normas fáciles de entender
para el contribuyente y de fácil administración
para la Administración Tributaria bajo
los principios de neutralidad, equilibrio, equidad
y recaudación.
En ese sentido, el RUS fue creado con el
objetivo y la finalidad de ampliar la base
tributaria incorporando a la formalidad a las
personas naturales y sucesiones indivisas domiciliadas
dedicadas a pequeños negocios en la
economía informal, quienes mediante un único
pago mensual dan por cumplidas sus obligaciones
tributarias referidas al Impuesto a la Renta
e Impuesto General a las Ventas (IGV), sin necesidad
de requerirse la presentación de declaraciones
juradas, ni el registro formal de libros de
contabilidad.
Posteriormente se incluyó dentro de dicho
régimen a las personas naturales no profesionales
que exclusivamente obtienen rentas de cuarta
categoría; además se efectuaron diversas
modificaciones que luego fueron agrupadas en un
Texto Único Ordenado de la Ley del RUS, que fue
aprobado por Decreto Supremo N.° 057-99-EF.
Después de diez años de vigencia de dicho
régimen se han introducido importantes
modificaciones mediante el Decreto Legislativo
N.° 937, las mismas que están vigentes desde
el primero de enero del año 2004.
- Ventajas. Asegura un flujo de recaudación
mínima y estable de contribuyentes de menor
capacidad contributiva; disminuye la brecha
de inscripción dentro del segmento de
pequeños contribuyentes (trámites de
Gestión en el Tercer Milenio, Rev. de Investigación de la Fac. de Ciencias Administrativas, UNMSM (Vol. 7, N.º 14, Lima, noviembre 2005)
4 9
inscripción sencillos, rápidos y de bajo costo);
simplifica la fiscalización de la Administración
Tributaria porque se determina fácilmente la
deuda tributaria; disminuye los costos de
captura, digitación y comisión de los bancos
de la red bancaria debido a que los pagos
mensuales son definitivos; previene la evasión
tributaria al prohibir la emisión de
comprobantes que sustentan crédito fiscal o
costo y/o gasto para efectos tributarios.
- Dificultades. Se ha detectado que los contribuyentes
del Régimen General buscan utilizar
el RUS como herramienta de evasión y
elusión, lo que ha obligado a la Administración
Tributaria a controlar el acceso e ir modificando
las normas tributarias para evitar
nuevas formas elusivas. La Administración no
puede utilizar herramientas contables para
determinar los ingresos reales de los sujetos
acogidos, dado que no existe obligación de
llevar contabilidad; este hecho dificulta a veces
la detección de la evasión tributaria y las
bajas cuotas de pago o su falta de actualización
periódica podrían convertirlo en un sistema
tributario costoso de administrar.
Se ha detectado también que la mayor parte
de los 350 000 contribuyentes acogidos al
antiguo RUS estaban ubicados en la categoría
donde se efectuaba el menor pago (cuarta categoría,
A, cuota de S/. 20.00) cuando en realidad
se han verificado movimientos comerciales en
compras y ventas superiores a la categoría en la
que estaban ubicados y que en otros casos superaban
el límite mensual de S/.18 000 de ingresos
brutos por sus ventas o servicios.
Se ha verificado así mismo que muchas
empresas han optado por la modalidad de dividir
físicamente su negocio con la finalidad de
evitar las obligaciones y cargas propias de los
contribuyentes de rentas de tercera categoría del
Régimen General y beneficiarse además con la
escasa fiscalización realizada a los contribuyentes
del RUS.

Magnitud de la ecónomia informal en el mundo

Definitivamente, la economía informal no
es un fenómeno exclusivo de los países subdesarrollados;
la globalización de la economía nos
muestra que también en el mundo desarrollado
esta actividad está muy extendida, tal como lo
precisa el economista austríaco Dr. Friedrich
Schneider7, en la revista The Economist USA,
quien estima que el tamaño de la economía informal
en el mundo alcanza un volumen de 9
trillones de dólares en traducción literal del inglés,
pero en buen español serían 9 billones.
El tamaño oficial de la economía mundial
es de US$ 39 billones y el de la economía de
Estados Unidos es de US$ 9 billones, por lo que
la informalidad mundial añade otra economía
equivalente a la de Estados Unidos. Eso nos da
una idea de su magnitud.
El Dr. Schneider estudió la economía informal
en 76 naciones, tanto industrializadas como
emergentes. Basándose en esa investigación la
revista The Economist estima que en los países
ricos la economía informal fluctúa alrededor del
15% del PBI, y que en los países en desarrollo
alcanza más del 33% del PBI.
De los 76 países examinados, Nigeria,
Tailandia y Egipto tienen las economías informales
más grandes, sobrepasando el 70% de PBI.
Al otro extremo, el país con la economía informal
más pequeña es Suiza, con apenas 10% del
PBI. Es interesante notar que donde más se respeta
el secreto bancario, menos informalidad
hay. A Suiza la siguen Japón, Estados Unidos y
Austria.
Pero en Europa la situación se deteriora en
vez de mejorar. La economía informal alemana
equivale al 2O% del PBI y 22% de su gente trabaja
en la economía informal, cuando en 1970 era
solo el 10%. Mientras más altos son los impuestos
y más entrometidas las regulaciones gubernamentales,
mayor es el incentivo a operar en
la informalidad. Así vemos que en Italia, España
y Bélgica, la informalidad fluctúa entre 23% y
28% del PBI.
En Italia y Bélgica el peso total de los impuestos,
sumando los impuestos a las ventas, a
la renta y las contribuciones por nómina a la
seguridad social, sobrepasa el 70% del ingreso
del trabajador. Esto se compara con el 41% de
Estados Unidos (ver anexo).
Mucho más extendida es la informalidad
en América Latina, donde la mayoría de la gente
simplemente no puede pagar el alto costo de la
legalidad. Cuando una persona quiere establecer
su propio negocio, necesita contratar los
servicios de un abogado y luego dedicar
semanas, si no meses, a conseguir permisos y
Gestión en el Tercer Milenio, Rev. de Investigación de la Fac. de Ciencias Administrativas, UNMSM (Vol. 7, N.º 14, Lima, noviembre 2005)
5 0
licencias en una multitud de oficinas públicas
diferentes, además de tener que pagar bajo la
mesa a una infinidad de funcionarios corruptos
para «agilizar» la tramitación.
La magistral obra de Hernando de Soto, El
otro sendero8, publicado en 1986, señalaba que
la economía informal del Perú alcanzaba entonces
60% de las horas-hombre trabajadas. En Venezuela,
desde hace varios años, más del 50%
de la población trabaja informalmente. Se trata
de dos países ricos en recursos naturales donde
sus malos gobiernos han construido tan absurdos
obstáculos al trabajo que un altísimo porcentaje
de la ciudadanía no tiene más recurso
que vivir y trabajar al margen de la ley.
Por el contrario, como lo mostró el periodista
de ABC John Stossel, en su programa de
televisión «20/20» en setiembre de este año, en
Hong Kong él mismo logró abrir una tienda en
un centro comercial en menos de 24 horas. Eso,
en gran parte, explica la riqueza de inmigrantes
que llegaron de la China con sólo la ropa que
traían puesta, pero con trabajo y sin obstáculos
oficiales transformaron una roca sin más recursos
naturales que un buen puerto, en la ciudad
más próspera y con mayor densidad del mundo,
todo ello en una sola generación. Ello también
comprueba que el llamado «exceso» de población,
si llega a ser un problema, es insignificante
comparado con el exceso de impuestos, regulaciones
y malas leyes.

conclusiones


1. Desde la década de los años 80 y 90, el Perú
vive una revolución de los informales los
mismos que han reivindicado para sí el derecho
a la propiedad privada, el derecho a la
empresa, y, sobre todo, la capacidad y el esfuerzo
individual.
2. Al reivindicar estos derechos, los menos favorecidos
se han convertido en la vanguardia de
la construcción de una auténtica economía de
mercado, del auténtico sector empresarial de
origen popular, y han creado una base fundamental
para ser optimistas con el cambio.
3. Hernando de Soto sostiene que en el Perú el
problema no está en la economía informal sino
en el Estado. «Aquella es, más bien, una
respuesta popular espontánea y creativa ante
la incapacidad estatal para satisfacer las
aspiraciones más elementales de los pobres.
Cuando la legalidad es un privilegio al que
solo se accede mediante el poder económico
y político, a las clases populares no les queda
otra alternativa que la ilegalidad». Este es el
origen del nacimiento de la economía informal
que Hernando de Soto documenta con pruebas
incontrovertibles.
4. La economía informal-sociedad paralela es en
muchos sentidos, más autentica, trabajadora y
creativa que la que usurpa el título de país legal
y aparece como una puerta de salida del
subdesarrollo que ya ha comenzado a franquear
resueltamente a muchas de sus víctimas, en un
proceso que está revolucionando desde su raíz
la economía de la nación, sin que curiosamente,
parezcan advertirlo la gran mayoría de quienes
escriben y teorizan sobre el atraso y las inquietudes
sociales del tercer mundo.
5. La informalidad es una réplica de las mayorías
contra ese sistema que las ha hecho tradicionalmente
víctimas de una suerte de
apartheid económico y legal. En ese sistema,
las leyes parecerían pensadas para cerrarles
el acceso a cosas tan elementales como tener
un trabajo y disponer de un techo. ¿Iban a
renunciar a estas aspiraciones básicas de supervivencia
en nombre de una legalidad en
muchos sentidos irreal e injusta? Renunciaron,
más bien, a la legalidad, y salieron a las
calles a vender lo que podían, montaron sus
talleres de fortuna y armaron sus viviendas
en los cerros y arenales. Como no había trabajo,
lo inventaron, aprendiendo sobre la
marcha lo mucho que no sabían y haciendo
del defecto virtud, administraron con sabiduría
su ignorancia9.
6. De emigrantes a informales. Así fue, de esta
manera que, para subsistir, los migrantes se
convirtieron en informales. Para vivir, comerciar,
manufacturar, transportar y hasta consumir,
los nuevos habitantes de la ciudad tuvieron
que recurrir al expediente de hacerlo
ilegalmente. Pero no a través de una ilegalidad
con fines antisociales como en el caso
del narcótico, el robo o el secuestro, sino utilizando
medios ilegales para satisfacer objetivos
esencialmente legales, como construir
una casa, prestar un servicio o desarrollar una
industria.
7. Podríamos decir que la informalidad se produce
cuando el derecho impone reglas que
exceden el marco normativo socialmente aceptado,
no ampara las expectativas, elecciones y
Gestión en el Tercer Milenio, Rev. de Investigación de la Fac. de Ciencias Administrativas, UNMSM (Vol. 7, N.º 14, Lima, noviembre 2005)

preferencias de quien no puede cumplir tales
reglas y el Estado no tiene la capacidad coercitiva
suficiente. No son informales los individuos,
sino sus hechos y actividades. A medida
que los informales han avanzado, el Estado
peruano se ha ido replegando, considerando
cada concesión como temporal, «hasta salir de
la crisis», cuando en realidad no es otra cosa
que adoptar de mala gana una estrategia de
retirada permanente. Retirada que paso a paso,
socava su vigencia social.