lunes, 22 de octubre de 2007

Introduccion

La economía informal, economía subterránea,
economía paralela o simplemente economía
negra, es el sector de la economía que no
aparece en las estadísticas oficiales de las Cuentas
Nacionales, por lo que se desconoce con exactitud
su medición e incidencia en el desenvolvimiento
de la Economía Nacional. Esto constituye
una gran limitación en el diseño de la política
económica, la política fiscal y la política tributaria
en su conjunto, porque dificulta sustancialmente
las decisiones que toma el gobierno a nivel
macroeconómico, y hace que en algunos casos
tales decisiones sean excesivamente especulativas,
produciéndose entre otros efectos negativos,
evasión fiscal, déficit e inflación.
La economía informal, parecía ser un
fenómeno exclusivo de los países en vías de
desarrollo o de algunos países avanzados de
naturaleza peculiar como Italia, donde fue siempre
una actividad importante, pero hoy en día, la
globalización de la economía ha contagiado
también al mundo desarrollado en la práctica de
producir riqueza y crear empleo fuera del marco
legal, tal como se analizará más adelante.
En el Perú, la economía informal no es un
fenómeno nuevo. Su crecimiento está asociado
al crecimiento de la población y al escaso crecimiento
de la economía, pues en el sector formal
no se generan los empleos que la gente demanda.
En situaciones de crisis, la economía informal
tiende a incrementarse porque la escasez
de fuentes de trabajo obliga a las personas a
emplearse en actividades no reguladas.
En términos generales, se calcula que la
economía informal en nuestro país es el equivalente
a un 35% del PBI y un 60% de las horashombre
trabajadas se desarrollan en las actividades
informales. Es decir, un 35% de la producción
y un 60% del trabajo.
Desde la perspectiva institucional, se entiende
a la informalidad como:
«una manifestación de la incapacidad del
gobierno de generar reglas de juego en el ámbito
económico que faciliten las transacciones
económicas, reduzcan los costos de información
y transacción, y garanticen el derecho a la
propiedad»1.
Esto puede percibirse en nuestra realidad
cotidiana en distintos aspectos: regulaciones y
controles que dan amplio espacio a la
discrecionalidad y que entorpecen a la actividad
económica, e igualmente en la incapacidad gubernamental
para hacer cumplir la ley. Estos elementos
son estímulos para una informalidad
creciente; hay leyes, reglamentos y trámites que
obstaculizan a quienes quieren emprender un
negocio por la vía plenamente legal.
No obstante los radicales cambios
económicos causados por la crisis económica
de la década del ochenta y las privatizaciones
de las empresas públicas de los años noventa,
aún continúan siendo muy altos los costos para
cumplir con reglamentos y regulaciones. Esos
costos están ubicados en tres zonas claves: el
mercado laboral, la estructura fiscal y en la
normatividad para el establecimiento y
operación de negocios.

Algunas causas del crecimiento de la económia informal

- La expansión de la economía informal se vio
favorecida en las décadas de los 80 y 90, por
las políticas de ajuste estructural y de estabilización
económica que en muchos países produjeron
el crecimiento de la pobreza, el desempleo
y el subempleo. La crisis financiera
asiática de mitad de los noventa provocó un
crecimiento acelerado de las actividades económicas
marginales.
- Un reciente caso de expansión del trabajo
informal es Argentina. Luego de más de una
década de aplicación de las recetas del FMI,
privatizaciones y rampante corrupción, la
mitad de la población económicamente activa
está sin empleo o tiene problemas en el
trabajo. Unos 3.5 millones de argentinos están
desocupados y otro tanto hace trabajos
precarios o temporales que no cubren el mínimo
de horas semanales indispensables para
la subsistencia.
- La pobreza es uno de los factores del crecimiento
de la economía informal.
«Es la pobreza la que fuerza a la mayoría de las
personas a aceptar puestos de trabajo poco
atractivos en la economía informal. Los bajos
ingresos que se obtienen de estos empleos crean
un círculo vicioso de pobreza»2.
Sin embargo, trabajo informal no siempre
equivale a pobreza. Existen trabajadores informales,
especialmente aquellos que laboran
por cuenta propia, que ganan más que
los trabajadores poco calificados del sector
Gestión en el Tercer Milenio, Rev. de Investigación de la Fac. de Ciencias Administrativas, UNMSM (Vol. 7, N.º 14, Lima, noviembre 2005)
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formal. Pero esta es la excepción: la economía
informal concentra a los trabajadores más
pobres, especialmente de las zonas rurales.
- Más allá de la distinción del trabajo formal o
informal, el déficit de trabajo decente caracteriza
a la economía globalizada. Al comenzar
el presente decenio, 160 millones no tienen
empleo y un tercio de los 3 000 millones
de trabajadores que hay en el mundo están
desempleados, subempleados o con ingresos
insuficientes para mantener a sus familias.
- Según el estudio de la OIT, el crecimiento de
la economía informal en los países en
desarrollo está ligado a factores demográficos
como el exceso de mano de obra, de ahí que
sea importante tener en cuenta las corrientes
migratorias del campo a la ciudad, las
migraciones internacionales y la creciente
incursión de la mujer en las actividades
económicas.
«Ya sea por elección o necesidad, más y más
mujeres entran en el mercado laboral, pero muy
a menudo acaban en trabajos situados en lo
más bajo de la economía informal, debido a
que suelen tener peor preparación en términos
de educación y formación, tienen menos acceso
a los recursos, aún debe hacer frente a diversas
formas directas e indirectas de discriminación
y soportan la carga de las responsabilidades
familiares»3.
- El crecimiento del sector de «tecnología de
punta» y la consiguiente demanda de personal
altamente especializado relega a las personas
no cualificadas que buscan trabajo en
la economía informal. Por otro lado, los salarios
del sector público en muchos países
en desarrollo son insuficientes para mantener
una familia, por lo que los empleados o
sus cónyuges se ven obligados a buscar ocupación
en la economía informal.
- La vigencia de un régimen impositivo depredador
de las actividades empresariales y profesionales,
o un sistema de subsidios de jubilación,
enfermedad, invalidez, que estimula
el fraude.
- La vigencia de un modelo de crecimiento económico
«sin empleo» ha agudizado el trabajo
informal. En este contexto, se han
implementado políticas que tienden a favorecer
a la inversión extranjera, así como a las
grandes empresas manufactureras, descuidando
el sector agrícola del que dependen la
mayoría de habitantes de los países del sur.
- Por último, la mayoría de las personas ingresa
a la economía informal porque no puede
encontrar empleo en la economía formal y
tampoco puede permitirse el desempleo absoluto.
La cantidad de trabajadores informales
es amplia: incluye a vendedores ambulantes,
lustrabotas, recolectores de basura,
chatarreros y traperos; trabajadores domésticos,
trabajadores a domicilio, trabajadores
de fabricas, trabajadores independientes de
microempresas y otros.

La magnitud de la económia informal en el perú

En nuestro país, la informalidad no se origina
en una tara cultural, en un problema religioso
o en un origen étnico; se encuentra en la
ineficiencia de la ley. En términos técnicos, somos
informales por el llamado coste de la legalidad.
Los políticos, los legisladores y los abogados,
no entienden que la ley cuesta como cualquier
otra cosa. Si usted quiere hacer un negocio,
necesita tiempo e información. Hacer el negocio
cuesta algo independientemente del negocio
mismo. Vender pintura cuesta algo más
que la pintura misma; cuesta la oportunidad, la
inteligencia, la ubicación, la percepción del deseo
de los consumidores, igual la ley. La ley cuesta
con independencia de lo que se quiera hacer
con ella. ¿Cuál es el costo de la ley, entonces?
La cantidad de tiempo y de información que se
necesita para cumplir con ella.En nuestro país, la informalidad no se origina
en una tara cultural, en un problema religioso
o en un origen étnico; se encuentra en la
ineficiencia de la ley. En términos técnicos, somos
informales por el llamado coste de la legalidad.
Los políticos, los legisladores y los abogados,
no entienden que la ley cuesta como cualquier
otra cosa. Si usted quiere hacer un negocio,
necesita tiempo e información. Hacer el negocio
cuesta algo independientemente del negocio
mismo. Vender pintura cuesta algo más
que la pintura misma; cuesta la oportunidad, la
inteligencia, la ubicación, la percepción del deseo
de los consumidores, igual la ley. La ley cuesta
con independencia de lo que se quiera hacer
con ella. ¿Cuál es el costo de la ley, entonces?
La cantidad de tiempo y de información que se
necesita para cumplir con ella.

La construcción informal

El desarrollo urbano en el Perú se ha hecho
fundamentalmente en el sector informal. La
mayor parte de Lima (más de 9 millones de habitantes),
aproximadamente la mitad de su área
geográfica, se encuentra desarrollada en los
denominamos eufemísticamente «pueblos jóvenes,
» que no son otra cosa que las barriadas urbano-
marginales, asentamientos humanos desarrollados
por invasión de terrenos públicos o
privados por parte de migrantes del campo a la
ciudad de los últimos 45 años.
El desarrollo de este sector informal tiene
gran importancia económica, social y política en
nuestro país. En primer lugar, es económicamente
significativo porque la inversión realizada por
la gente equivale aproximadamente a 8 000 u
8 500 millones de dólares; inversión de
Gestión en el Tercer Milenio, Rev. de Investigación de la Fac. de Ciencias Administrativas, UNMSM (Vol. 7, N.º 14, Lima, noviembre 2005)
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viviendas que se ha realizado sin ningún tipo
de apoyo por parte del Estado.
En segundo lugar, es socialmente importante
porque representa la emergencia de un
nuevo sector propietario. Tradicionalmente en
el Perú, los sectores menos favorecidos han estado
ausentes de la propiedad, y su acceso ha
estado limitado a los sectores ricos o aristocráticos.
A través de este proceso de urbanización
informal, los sectores menos favorecidos han logrado
reivindicar para sí el derecho a la propiedad.
En ese sentido, la construcción informal ha
tenido una significación política muy notable,
porque, en última instancia, solo la gente que
es propietaria lucha por algo. Solo cuando se
tiene algo se tiene sentido de la responsabilidad,
de la lucha y del desafío político.
Los países donde no existen muchos propietarios
son países donde la sociedad es débil,
donde la ciudadanía no se enfrenta al poder
político porque hay muy poco espacio para el
desarrollo individual.

El comercio informal


El comercio informal es una las actividades
más notables de la economía informal en el Perú.
Se lleva a cabo fundamentalmente a través del
comercio callejero –los llamados vendedores ambulantes
o buhoneros– que existen en todas las
ciudades de América Latina. Mucha gente de origen
humilde, probablemente migrantes del campo
a la ciudad que, dada la situación en la que
se encuentran, tiene que dedicarse a comerciar
para así generar una actividad empresarial que
les permita ganar una subsistencia mínima.
Aunque no se cuenta con un censo actualizado,
se calcula que en el año 90 ó 91 había
aproximadamente 300 000 vendedores ambulantes
en Lima. A raíz de los programas de ajuste
económico llevados a cabo por el gobierno,
esta cantidad creció significativamente. De hecho,
más medio millón de empleados públicos
fueron despedidos por el gobierno peruano, y
muchos de ellos encontraron refugio en el sector
comercial informal.
La importancia social de los ambulantes
emana de su reivindicación de la empresa privada
para los sectores menos favorecidos de la
sociedad peruana. Por lo general, hemos leído
libros y hemos escuchado programas en la radio
y en la televisión que nos han tratado de

convencer que el capitalismo es una cosa ajena
en el Perú y América Latina; que quienes somos
empresarios en el Perú formamos una vanguardia
de la penetración extranjera o un rezago de
la aristocracia colombina, pero que no somos
auténticos peruanos, mexicanos, y, ni siquiera,
capitalistas porque no representamos al capitalismo.
¡Esto es mentira! Y para probar esta mentira,
no hay que escribir libros de texto ni citar a
Adam Smith. Para demostrar que es mentira basta
con salir a las calles de cualquier ciudad de
Latinoamérica y enseñarles a aquellos que se
resisten a aceptar la evidencia que los pobres
latinoamericanos ejercen el capitalismo en las
mismas calles aunque nadie se lo haya enseñado;
que no tienen que ser ricos para ser empresarios,
solamente les basta ser trabajadores; que
no tienen que ser listos para ganar dinero, solamente
les basta ser ordenados; que no tienen
que ser sabios para descubrir una oportunidad,
solamente les basta ser audaces. Con la decisión,
con la honestidad y con la audacia, las calles
del Perú se han convertido en la mejor escuela
de empresarios que existe.
Es más, la existencia de este sector comercial
informal nos ofrece el mejor argumento disponible
para convencer a aquella gente que tiene
la reclusión ideológica de negar que el trabajo
y la responsabilidad son virtudes inherentes
al ser humano.

La industria informal

Al igual que en el comercio, la presencia de
la informalidad en la industria es también significativa.
El industrial informal es de dos tipos en
el Perú. Uno es el propio industrial formal que
informaliza parte de su producción como consecuencia
del alto coste de la regulación o de los
impuestos. Aunque esconda parte de su facturación,
no es una persona diferente al industrial
ya establecido. En muchos casos se ha visto obligado
a hacerlo porque el coste de la legalidad
es muy alto. Tiene así que abandonar la formalidad
para ocultarse total o parcialmente en el
mercado informal. Esto se produce siempre que
hay un alza de precios o siempre que aumenta
la inflación, que es una forma indirecta de subir
los impuestos.
Pero hay también otro tipo de informales
en el sector industrial que son los artesanos o
los industriales propiamente informales, que se
dedican de una manera completamente ilegal al
trabajo informal.desarrollo de alguna actividad manufacturera. En
nuestro país, esta actividad es más pronunciada
y se manifiesta en las confecciones y los textiles,
la fabricación de muebles de madera, y el área de
la mecánica. Son tres áreas donde existe una gran
cantidad de actividades de tipo informal. Por
ejemplo, en el área artesanal, hay gente que en
la intimidad y en la seguridad de su vivienda
montan un pequeño taller con familiares o
paisanos, a los cuales inclusive muchas veces no
les pagan o les pagan de manera indirecta
enseñándoles el oficio. De esa forma, se genera
una actividad microempresarial significativa.

Los sevicios informales

En el Perú, el nivel de actividad de los servicios
informales es bastante alto. El más notable
es el servicio del transporte. En los países
desarrollados, el transporte público es generalmente
estatal; en los países subdesarrollados,
el transporte público es generalmente privado e
informal. Alrededor de América Latina, la emergencia
de grandes ciudades ha ido emparejada
con el desarrollo de grandes sistemas de transporte
informal.
En 1990, el 95% del transporte urbano del
Perú estaba en manos de pequeños empresarios,
cada uno dueño de su ómnibus o de su combi. En
ese mismo año, el cien por ciento del transporte
urbano público se fue a la quiebra. El gobierno
peruano disolvió la única empresa pública que
existía en el transporte urbano al venderle a cada
uno de los conductores su carro, informalizando
así por completo la actividad del transporte urbano.
También en 1990 el Alcalde de Lima liberalizó
el transporte urbano al declarar la libertad absoluta
de rutas, de tarifas, y de entrada y salida. Esto
obligó a los conductores de taxis a tener una gran
imaginación ya que, como empresarios que son,
tienen que identificar el deseo del viajero y ofrecer
servicios diferenciados.
La libertad de tarifas también ha producido
el fenómeno siguiente: hay todo tipo de servicios
y a todo precio. Si usted quiere ir
apachurrado como en una lata de sardinas, paga
un precio bajo. Si, por el contrario, quiere ir cómodamente
sentado en un vehículo con aire
acondicionado y televisor tiene que pagar un
precio distinto. Inclusive hay un servicio especial
nonstop entre un punto y otro, de tal manera
que ese es otro tipo de servicio y a otro precio.


cio.
Todo esto ha sido generado informalmente
tanto en los vehículos de alquiler, los taxis, como
en los vehículos de transporte masivo.
Mucha gente cree que casualmente esta ha
sido la clave por la cual el gobierno de la década
de los 90 no ha confrontado ni un solo acto de
rechazo de su política económica en diez años,
pese a haber hecho el ajuste económico más dramático
y profundo de América Latina, porque
todos los despedidos encontraron algo más ventajoso
que hacer.
La paradoja fue la siguiente:
La gente que salió del sector público como
consecuencia de los ajustes económicos, en
total, entre 500 y 600 mil personas,
inmediatamente comenzó a trabajar en el
sector privado, muchos de ellos dentro del
servicio de transportes. Sus ingresos en ese
sector eran mucho más altos, ya que los sueldos
durante un proceso inflacionista como el que
padeció el Perú (un millón por ciento de
inflación durante los cinco años del gobierno
de Alan García) eran mínimos –10 dólares, 20
dólares, 30 dólares, 50 dólares en el mejor de
los casos en el sector público–. En cambio, como
transportistas privados, ganaban tres o cuatro
mil dólares mensuales.